INGREDIENTES
Queso Curado (tipo Parmesano Reggiano, Grana-Padano, Pecorino o los nacionales como Dehesa de los Llanos, Boffard, Flor de Esgueva, etc...)
Miel de Tartufo (trufa)
Nueces
PREPARACIÓN
- Cortar 6 cuñas pequeñas de queso y disponer en un plato o bandeja
- Poner un poco de miel de trufa por encima
- Acompañar de nueces peladas
Con esta tapa no estoy descubriendo nada pero me gustaría compartir con vosotros lo que significa para mi. Si tuviera que definir dos señales de identidad propias de la familia que hemos creado Alfonso, mi marido, y yo, las resumiría en dos situaciones. La primera es la que se crea en cualquier comida realizada por los cuatro miembros de mi família en la que es imperativo legal brindar aunque sea sólo con agua (niños). Os preguntareis porqué? y os diré que es algo que ya hacíamos cuando eramos solteros y que ha quedado después de 23 años de matrimonio. La segunda es una situación más de pareja que se crea cuando nos recogemos del trabajo (actualmente solo él) y mientras preparamos la cena. Forma parte de nuestro patrimonio y lo que más me gusta es el momento de complicidad que se crea en torno al fogón de mi cocina un ratito antes de las principales comidas cuando Alfonso prepara, según lo que le apetece, una copita de vino, una jarra bien fría de cerveza o una copa de vermouth y la acompaña de algo para picar. A él le encanta hacerlo y a mí que me lo ofrezca. Esta tapa que os he puesto hoy es muy recurrida por él, así como un trozo de un buen chorizo picante acompañado de unos regañás (galletas andaluzas), una tostada untada de crema de morcilla, de una tostada con el mismo queso y una anchoa, en fin no es un buen cocinero pero sí sabe crear momentos muy especiales como estos.
Esta miel la probamos por primera vez en Lucca una ciudad de la Toscana a pocos kilómetros de Pisa y Florencia donde la trufa tanto blanca como negra abundante en los bosques toscanos, nos sorprendió servida en una tabla de quesos regados con esta miel. Desde el primer momento nos fascinó a los cuatro a pesar de que su sabor y más su olor, no pasa desapercibido. No la he encontrado en ninguna tienda gourmet de la ciudad donde vivo, Castellón, pero por suerte pude encargársela a unos primos que recientemente hicieron el mismo viaje a la Toscana y me aprovisionaron por un tiempo. Os invito a probarla y sobre todo a crear esos momentos en los que desconectamos del mundanal ruido y creamos un ambiente íntimo y sobre todo casero que configura el D.N.I de pareja.
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